Los países arabes del golfo pérsico han hecho una gran cantidad de promesas de millonarias inversiones en los Estados Unidos de Norteamerica, cuyo gobierno presidido por Donald Trump ha desatado una guerra arancelaria contra todos los países del mundo. No obstante, algunos expertos cuestionan las promesas de estos países debido al tenebroso panorama que vive la industria del petróleo a raíz de la baja de su precio.
Varios Estados del Golfo han anunciado que invertirán sumas gigantescas de dinero en acuerdos con la nueva administración de Donald Trump en los Estados Unidos.
En enero de 2025, Arabia Saudí dijo que ampliaría las inversiones y el comercio con Estados Unidos a más de 600.000 millones de dólares en los próximos cuatro años. Y recientes informes sugieren que Washington pronto ofrecerá a Arabia Saudí un paquete de armas por un valor de más de 100.000 millones de dólares.
Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) anunciaron en marzo que gastarían más de 1,4 billones de dólares en Estados Unidos en los próximos 10 años.
Según analistas, se trata de uno de los mayores compromisos de inversión extranjera en la historia de Estados Unidos, y se centraría en inteligencia artificial, energía, semiconductores y fabricación.
Se espera que Trump visite los países del Golfo -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Catar– a mediados de mayo, para debatir más en detalle los acuerdos que se planean concretar. Sin embargo, la caída de los precios del petróleo podría amenazar la llamada “diplomacia de la inversión” por parte de los Estados del Golfo.
Tim Callen, profesor visitante del Arab Gulf States Institute de Washington y experto en las economías de los países del Golfo, destaca, por ejemplo, las “impresionantes” reformas saudíes de la última década. “Pero el petróleo sigue siendo el corazón de la economía”, explica, y agrega que la caída de los precios del crudo crea un entorno menos favorable.
Los aranceles intermitentes del presidente estadounidense, Donald Trump, han provocado una drástica caída de los precios del petróleo.
El precio del barril de crudo Brent-petróleo utilizado a menudo como referencia mundial, superaba ligeramente los 74 dólares el 2 de abril. Tras el anuncio de los aranceles, cayó a unos 65 dólares el barril en una semana y no se ha recuperado realmente desde entonces.
Además de la “diplomacia de la inversión” en Estados Unidos, los productores de petróleo más ricos de la región también tienen otros compromisos financieros. Arabia Saudí, por ejemplo, debe pagar su carísimo plan a largo plazo para modernizar el país y diversificarlo, un proyecto llamado “Vision 2030“.
De igual manera, a los países del Golfo se les pide que se comprometan con proyectos regionales, como la reconstrucción del Líbano, el apoyo a Egipto en su crisis económica y -el proyecto más caro- la reconstrucción de Gaza (en caso de que termine el conflicto).
Arabia Saudí también ha dicho que se encargará de pagar la deuda de 15 millones de dólares que el nuevo Gobierno sirio tiene con el Banco Mundial.
“EAU y Catar se encuentran en una posición diferente, porque, incluso con estos precios del petróleo, obtendrán superávit por cuenta corriente”, dice Callen a DW. “Pero Arabia Saudí no. Así que, ciertamente, habrá focos de presión sobre el gasto saudí”, agrega el experto.
Tim Callen no cree que esto tenga un impacto inmediato en los compromisos regionales. Pero mientras no duda que Riad pague la deuda del Gobierno sirio de 15 millones de dólares, reconoce que la reconstrucción de Gaza por un valor de más de 50.000 millones de dólares sería “un compromiso mucho mayor“.
En el pasado, recuerda, cuando los precios del petróleo han bajado, los saudíes han tendido a recortar el gasto para no caer en un déficit perjudicial para su economía.
Finalmente, cabe mencionar otra cuestión. La última vez que Donald Trump estuvo en el cargo, los países del Golfo hicieron promesas similares de grandes inversiones en Estados Unidos que, en su mayoría, no llegaron a buen puerto.