Canadá no está dispuesto a ceder ante Elon Musk y sus cuestionables intenciones ante el país norteamericano. Si bien en las últimas semanas las provincias de Quebec y Ontario anunciaron la cancelación de sus programas de subsidios a Tesla, ahora el cerco se estrecha sobre otra de las compañías del magnate: Starlink, empresa que brinda internet satelital a zonas remotas del país.
De manera sorpresiva, Canadá le ha declarado una guerra inesperada al hombre más rico del mundo. Y es que el último movimiento del gigantesco país viene de la mano de Bell Canada, el operador de telecomunicaciones más grande del país, que está presionando para que el regulador nacional impida al servicio de Internet satelital de Starlink acceder a fondos públicos destinados a conectar zonas remotas del país.
Este nuevo frente se abre en medio de un clima cada vez más hostil hacia Musk desde su nombramiento como Consejero superior de Donald Trump, un rol que ha intensificado las tensiones con el gobierno canadiense, especialmente tras la reciente oleada de aranceles impuesta por Estados Unidos.
Según argumenta el operador, la compañía de Musk aplica una tarifa fija para todo el país, independientemente de si el cliente reside en una zona urbana o en un territorio remoto del norte canadiense.
Esta política de precios uniformes anula el propósito de los subsidios, que están pensados precisamente para compensar los costes extra de llevar Internet a regiones como Yukón, Nunavut o los Territorios del Noroeste.
En este sentido, al no afrontar gastos adicionales para operar en estas zonas, Starlink no debería beneficiarse de fondos diseñados para otros modelos de negocio, más dependientes de infraestructuras terrestres.
Con esto, Canadá demuestra una vez más que no está dispuesta a frenar su presión hacia Elon Musk, quien vivió varios años en ese país tras mudarse de su natal Sudáfrica junto a su madre y hermanos.